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Cuando los jets de combate se apresuran a protegernos o se lanzan misiles, el norte de Texas juega un papel importante en la defensa del país.
La misma electricidad distribuida por Oncor que se suministra a tu residencia o empresa también ayuda a Lockheed Martin a operar varias instalaciones en el área de Dallas/Fort Worth, en especial, las oficinas principales de aeronáutica en la Planta 4 de la Fuerza Aérea en Fort Worth y su planta de Misiles y Control de Incendios en Grand Prairie.
“Llevamos 75 años aquí en Fort Worth y apoyamos no solo a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, sino también a nuestros aliados en todo el mundo,” dijo Stephen Ehrlicher, director de aeronáutica de Ingeniería de Instalaciones y Plantas de Lockheed Martin y veterano con 32 años en la empresa. “Nos sentimos muy orgullosos de lo que producimos. Preserva nuestra libertad y seguridad. La mentalidad de servicio a nuestra nación es bastante evidente en la tecnología que hemos creado aquí mismo en Texas, y ese compromiso con el servicio va más allá de lo militar. Se extiende a la comunidad.”
Los empleados de Lockheed Martin, más de 17,000 en toda el área de Dallas-Fort Worth, aportaron más de 113,000 horas como voluntarios en actividades comunitarias y donaron más de $1.5 millones a entidades benéficas en el año 2017.
Y luego está la electricidad. Tan solo las instalaciones de aeronáutica de Fort Worth tienen una demanda pico de aproximadamente 40 megavatios, suficiente electricidad para 26,000 a 35,000 viviendas, y esta se reduce a apenas 15 megavatios el día de Navidad.
Cuando la planta de aeronáutica abrió en 1941, el predecesor corporativo de Oncor, Texas Electric Service Company (TESCO), estaba a su servicio. Aún propiedad de la Fuerza Aérea pero bajo el control operativo de Lockheed Martin, la planta ha sido nuestro cliente desde entonces.
Una de las operaciones de mayor consumo de electricidad durante la preparación de los nuevos jets para el vuelo le puede sorprender. “Las operaciones de pintura están entre nuestras actividades que más consumen energía,” dijo Ehrlicher. “Si se hace durante un caluroso día típico de Texas, requiere mucho enfriamiento.”
A nivel nacional, toda la operación aeronáutica de Lockheed Martin abarca aproximadamente 22.4 millones de pies cuadrados en nueve instalaciones de Norteamérica, entre ellas las principales en Marietta, Georgia y Palmdale, California. Si se combinaran esas tres plantas en un cuadrado, los lados tendrían casi una milla de extensión. En las oficinas principales de aeronáutica en Fort Worth, 7.8 millones de pies cuadrados destinados a la producción industrial –el equivalente a más de 135 canchas de fútbol americano– están ubicadas en un terreno de 761 acres, y aproximadamente 14,900 personas van a trabajar allí todas las mañanas. El equipo de profesionales que se dedican a las instalaciones con Ehrlicher, están a cargo de mantener las diversas plantas de aeronáutica operativas a toda hora para que se puedan cumplir las diferentes misiones del programa.
Casi todos los días, Lockheed Martin es como cualquier otro consumidor de electricidad, pero sus medidores avanzados registran más kilovatios que el propietario de vivienda promedio. Debido a la gran importancia de sus operaciones, la empresa valora en particular la confiabilidad de esa electricidad. “Dependemos mucho de Oncor,” dijo Ehrlicher. “Tenemos necesidades singulares para construir nuestros productos y necesitamos energía comercial confiable.”
Dependemos mucho de Oncor,” dijo Ehrlicher. “Tenemos necesidades singulares para construir nuestros productos y necesitamos energía comercial confiable.
- Stephen Ehrlicher, director de aeronáutica
Phillip Harbour, administrador de la cuenta de Oncor, dice que a pesar de que ese estándar —confiabilidad— suena sencillo, es una misión vital.
“Como parte de nuestra alianza les suministramos electricidad segura y confiable,” dijo Harbour. “Si no lo hacemos, los contribuyentes pagan porque es posible que pierdan un producto y tengan que volver a fabricarlo. Incluso un apagón breve puede costarles toda una semana de pintura en cada F-16 o F-35.”
En otras ocasiones, Lockheed Martin y Oncor colaboran para atender necesidades especiales de infraestructura que conlleva usar tanta electricidad. Si bien Harbour es el principal contacto para Lockheed Martin, las dos empresas trabajan estrechamente para mantener abiertos múltiples canales de comunicación y cumplir objetivos.
“Con clientes como Lockheed Martin, tenemos más niveles y una relación de colegas,” aseguró Harbour. “Es una relación a nivel de empresa, y cada colega tiene alguien a quién llamar.” Eso permite colaborar en proyectos complejos.
En 2016, por ejemplo, equipos de las dos entidades instalaron un nuevo interruptor de 69 kilovatios que ayudaría al fabricante a aumentar su ritmo de producción y seguir actualizando su planta, que data de hace varias décadas. La necesidad no surgió en realidad sino hasta 2017, pero gracias a lo que Ehrlicher calificó de “coordinación sobresaliente entre Oncor y Lockheed Martin,” estuvo disponible con aproximadamente un año de anticipación de un apagón, el que tuvo menor impacto en nuestra línea de producción.
La compañía también colabora con Oncor para contribuir a los esfuerzos por reducir el consumo de energía en todas sus plantas, incluidas las nuevas.
“En este momento estamos realizando una campaña muy extensa de producción, a fin de construir más aviones al año, y cada proyecto está diseñado para asegurar que seamos lo más eficientes que se puede en el consumo de energía,” dijo Ehrlicher. “Además de esta campaña de producción, estamos cambiando a LED todo el alumbrado en nuestra principal planta de producción.” El cambio, que consta de miles de unidades de luz, no solo ahorra electricidad sino también disminuye la necesidad de aire acondicionado.
Para Harbour y sus colegas en Oncor, no es un trabajo de rutina. Es mucho más. “Pienso que como país debemos tener seguridad, y ellos la ofrecen de muchas maneras,” dijo Harbour. “Me gusta mucho ser parte de eso.”